En un mundo donde las ciudades claman por un cambio, Carlos Moreno, pionero del concepto de ‘Ciudad de los 15 minutos’ promueve una vida urbana sostenible y centrada en el ser humano. Un concepto que fue creado en 2016 y busca transformar la vida urbana, priorizando la proximidad y la calidad de vida.
Atrás quedan décadas de diseño urbano centrado en el automóvil y la velocidad, dando paso a un modelo que pone a las personas en el centro. La idea es simple, pero poderosa: acceder a todo lo esencial en un cuarto de hora, a pie o en bicicleta, creando comunidades más humanas y sostenibles. A lo largo de la entrevista, Carlos Moreno nos invita a repensar nuestro modo de vida al acoger la Ciudad de los 15 minutos que priorizan la cercanía y la sostenibilidad urbana.
Rediseñando la vida urbana
¿En qué necesidad se basa el concepto de Ciudad de los 15 minutos?
Surge de la necesidad de transformar la forma en que vivimos en las ciudades. Durante décadas, hemos diseñado espacios urbanos enfocados en la velocidad, el consumo y el automóvil. Esto ha generado estrés, desigualdades, contaminación y desconexión social. Las ciudades tienen una gran responsabilidad en la crisis medioambiental mundial, ya que emiten una enorme cantidad de carbono como resultado de la actividad humana.

Retrato de Carlos Moreno, y su libro ‘The 15 minute city’ una perspectiva innovadora sobre los problemas urbanos y la creación de ciudades sostenibles. Crédito editorial: Thomas Baltes.
El concepto de la Ciudad de los 15 minutos, que creé en 2016, busca devolver la proximidad y la calidad de vida a las personas. Se basa en el principio del crono-urbanismo, que tiene en cuenta el tiempo a la hora de organizar las ciudades: el ritmo de vida, el tiempo de transporte, el uso de los edificios a distintas horas del día, etc. Es un modelo que prioriza que todos los ciudadanos puedan acceder en un cuarto de hora, a pie o en bicicleta, a lo esencial: trabajo, educación, salud, cultura y ocio. Gracias a la proximidad, este modelo favorece los modos de transporte con bajas emisiones de carbono: a pie, en bicicleta o en transporte público. Es una ciudad que devuelve al ser humano el espacio que antes utilizaban los coches.
Es necesario rediseñar las calles como espacios para la vida, no solo para el tránsito de vehículos. – comenta Carlos.
¿Con qué dificultades te encontraste a la hora de implementarlo?
Hay dos tipos de dificultades: tangibles e intangibles.
La primera se refiere al cambio de las estructuras urbanas heredadas. La infraestructura de una ciudad es un sistema complejo que se ha ido construyendo gradualmente a lo largo de los años. No se puede cambiar de la noche a la mañana, y para implementar el concepto de los 15 minutos, es necesario planificar y financiar operaciones de desarrollo del espacio público. Por ejemplo, la creación de más espacios verdes, carriles para bicicletas y zonas peatonales. Además, es necesario contar con una visión clara que impulse un movimiento global, en el que participen todos los agentes implicados.

En París, Carlos Moreno trabajó junto con alcaldesa de la ciudad, Anne Hidalgo, contribuyendo así a la transformación de la ciudad. Crédito editorial: WRI Ross Center Prize for Cities.
Otro desafío común es la resistencia al cambio. La Ciudad de los 15 minutos propone nuevas formas de vida a las que no todos los ciudadanos están acostumbrados. Quienes usan el automóvil para la mayoría de sus desplazamientos, por ejemplo, necesitan tiempo y esfuerzo para cambiar estos hábitos. Además, algunos pueden ver las nuevas infraestructuras, como carriles para bicicletas o zonas peatonales, como un inconveniente que dificulta su rutina diaria. También hay resistencia política, especialmente en sectores económicos que priorizan grandes infraestructuras y proyectos de expansión.
A pesar de estas dificultades, he observado que todas las ciudades que han decidido cambiar su modelo urbano han logrado avanzar, superando las críticas y reticencias. La mayoría de las veces, los temores se transforman en entusiasmo y la ciudad evoluciona hasta convertirse en un lugar más agradable para vivir.
Para implementar el concepto de los 15 minutos, es necesario planificar y financiar operaciones de desarrollo del espacio público, como la creación de más espacios verdes, carriles para bicicletas y zonas peatonales.
Más allá de París, ¿Dónde se está implementando? ¿Lo has logrado en alguna otra ciudad?
El concepto ha inspirado proyectos en muchas ciudades del mundo, como Melbourne, Bogotá, Buenos Aires, Portland o Milán. Cada ciudad adapta la idea según sus características culturales, sociales y geográficas. No se trata de una solución única, sino de un enfoque que puede adaptarse a diferentes contextos urbanos.

Transformación de un barrio de Milán. Crédito editorial: WRI Ross Center Prize for Cities.
Su popularización mundial es interesante porque las ciudades pueden ayudarse mutuamente e inspirarse en lo que se hace fuera de sus fronteras. Con este fin, hemos creado un observatorio de la Ciudad de los 15 minutos en colaboración con varios socios académicos e institucionales (Chaire ETI Paris Sorbonne, C40 Cities Climate Leadership Group, UN Habitat). El Observatorio supervisa y analiza los progresos realizados por las ciudades que adoptan el modelo. Evalúan el impacto de la calidad de vida y el medio ambiente, y comparten las mejores prácticas.
Este modelo de ciudad también puede provocar la segmentación de barrios y la creación de posibles guetos. ¿Qué opinas sobre ello?
Es una preocupación legítima, pero el modelo de la Ciudad de los 15 minutos no busca dividir, sino integrar. La clave está en garantizar que todos los barrios sean inclusivos y ofrezcan servicios de calidad y accesibilidad para todas las personas, independientemente de su situación socioeconómica. El modelo debe ir acompañado de políticas que promuevan la equidad y eviten la gentrificación para que ningún barrio quede aislado o segregado.

Vista aérea de la ciudad Buenos Aires con la transformación a una ciudad más verde. Crédito editorial: WRI Ross Center Prize for Cities.
Por otro lado, creo que la Ciudad de los 15 minutos tiene una serie de ventajas para los barrios periféricos, ya que transforma estas zonas que a menudo se perciben como «dormitorios», con pocos servicios, empleos y una calidad de vida no muy buena. Integrar estos barrios en una política de proximidad urbana puede ahorrar a sus habitantes largos desplazamientos, refuerza los lazos sociales mediante actividades de proximidad y ofrece espacios verdes donde desconectar y hacer deporte, lo que contribuirá a mejorar la salud de todos.
La clave está en garantizar que todos los barrios sean inclusivos y ofrezcan servicios de calidad y accesibles para todas las personas, independientemente de su situación socioeconómica.
El futuro de las ciudades humanas
¿Cómo definirías la Ciudad Inteligente Humana?
Es una ciudad que utiliza la tecnología como medio para mejorar la vida de las personas, no como un fin en sí misma. Una ciudad inteligente y humana pone a los ciudadanos en el centro y asegura la sostenibilidad, la inclusión y la participación. Integra tecnología para reducir la huella ecológica, mejorar la movilidad y facilitar la toma de decisiones colectivas, priorizando siempre las relaciones humanas sobre los algoritmos.
¿Qué falta implementar en las ciudades para humanizarlas y hacerlas más habitables?
Es necesario rediseñar las calles como espacios para la vida, no solo para el tránsito de vehículos. Significa implementar un diseño urbano a escala humana que incorpore elementos clave como espacios verdes, zonas de recreo y de descanso. También significa permitir que todas las personas se sientan seguras en ella, independientemente de la edad o género. También es crucial reforzar las redes de servicios públicos y garantizar el acceso universal a ellos. Por último, las ciudades deben priorizar la participación ciudadana para que las personas sientan que forman parte activa de su entorno.
Permitir que todas las personas se sientan seguras en la ciudad, independientemente de su edad o su género.
¿A qué retos te enfrentarás próximamente?
Uno de los mayores retos es integrar este modelo en ciudades en rápido crecimiento, donde la urbanización no planificada agrava las desigualdades y los problemas ambientales. También será fundamental demostrar cómo este enfoque puede adaptarse a contextos económicos y culturales muy diversos, garantizando que se mantengan los principios de proximidad e inclusión.
Las ciudades del futuro ya no se medirán en kilómetros, sino en minutos. Carlos Moreno nos invita a imaginar un entorno donde la vida se despliega a un paso de distancia, y las calles se convierten en espacios de encuentro y bienestar. Porque, al final, una ciudad más humana es aquella que nos devuelve algo esencial: el tiempo.



