Corría el año 1900 y París se preparaba para acoger una nueva Exposición Universal. Y como suele ocurrir en estos eventos, aquel acontecimiento iba a legar a la ciudad una serie de edificios emblemáticos construidos para la ocasión, como fue el caso del Grand y el Petit Palais levantados como recintos feriales. Pero además de esos pabellones, se construyeron y se remodelaron otras infraestructuras parisinas.
La Gare de Lyon
Entre ellas, la Gare de Lyon, la estación ferroviaria de la compañía París-Lyon-Marsella que el arquitecto Marius Toudoire renovó por completo dotándola de una grandilocuente fachada y su enorme Torre del Reloj que alcanza los 64 metros de altura.
Al contemplar aún hoy en día la monumental fachada se puede pensar que el arquitecto concibió toda la estación como si fuera un inmenso palacio, con un amplio vestíbulo abierto a un patio en forma de andenes para los viajeros. No obstante, en todo palacio tiene que haber un gran salón dispuesto a deslumbrar a los visitantes. Pues bien, en este caso es el restaurante Le Train Bleu que se abrió al año siguiente, y que todavía hoy en día se puede visitar en la planta primera de la estación.
Un restaurante que es Monumento Artístico
Milagrosamente el restaurante se ha mantenido hasta nuestros días prácticamente idéntico a sus orígenes, y eso que tuvo que ser salvado de la demolición a mediados de los 60 por el recordado ministro de cultura francés André Malraux. También es cierto que en 2014 fue objeto de una profunda restauración que le devolvió todo su esplendor. Y de hecho, en la actualidad Le Train Bleu tiene la categoría de Monumento Artístico, lo que es garantía para su conservación.
En definitiva, que comer aquí es algo más que asistir a un banquete de platos genuinamente franceses. Sentarse a estas mesas puede estimular al paladar pero sobre todo excita a la imaginación mientras se contempla el escenario.
Un viaje a La Belle Époque
Todo aquí huele, sabe, proviene de los tiempos de la mítica Belle Époque de París, cuando la capital francesa era la capital artística del mundo. En el mismo año que se abrió este restaurante Rodin labró en mármol su escultura El Beso, o Georges Meliés estaba ultimando las ideas para su película Viaje a la Luna, por cierto en parte inspirada en los relatos de un Julio Verne que era un autor venerado en París. O ese mismo año fallecía Toulouse Lautrec, posiblemente el pintor que mejor plasmó aquel momento.
En ese ambiente de efervescencia creativa se diseñó el restaurante Le Train Bleu, el cual también fue construido siguiendo los planos de Toudoire, pero para su decoración se contó con un numeroso equipo de profesionales y artistas. Entre todos ellos crearon el cuidado mobiliario de madera, las lámparas de cristal, los tapizados, las molduras o los dorados que decoran el gran restaurante. Y sobre todo participaron diversos pintores para la decoración de los techos. Unas pinturas que podría pensarse que son frescos, pero en realidad son lienzos traspasados a paredes, techos y bóvedas.
Hay hasta 41 escenas en las que se ven los paisajes que atravesaban los trenes de la compañía París-Lyon-Marsella. Todos ellos paisajes de carácter muy ornamental, como es propio del estilo Art Nouveau en el que se pintaron. En definitiva, que uno se sienta a comer o a cenar y casi le cuesta fijarse en lo que le sirven en el plato, ya que inevitablemente la mirada se dirige a todo esa ambientación, capaz de llevarnos a la ensoñación de otra época.
Comensales ilustres
Esa capacidad para despertar la imaginación, y también la admiración, se manifiesta en cualquier comensal que acude o ha acudido a estos salones. Y son miles y miles de personas las que han pasado por aquí y de cualquier procedencia, teniendo en cuenta su ubicación en una estación de ferrocarril. Así que a todos ellos, a viajantes, abogados, hombres de negocios o a simples turistas, se les ha podido encender la llama creativa sentados en estas mesas.
Pues bien, ahora hay que imaginarse esos efectos en los personajes más ilustres que se declararon apasionados de este restaurante, su cocina y su decoración. Personajes de cualquier disciplina artística, desde la diseñadora Coco Chanel al escritor Jean Cocteau, pasando por Salvador Dalí, la actriz Brigitte Bardot o el cineasta Luc Besson que ha llegado a grabar aquí escenas de alguna de sus películas.
Con vistas al siglo XXI
Los dos comedores de Le Train Bleu se abren con enormes ventanales, por un lado a la Place Louise Armand donde se encuentra la fachada de la Gare de Lyon, y por otro al vestíbulo y los andenes de la estación.
Y si por fortuna, a los comensales les toca la mesa cercana a estas últimas vidrieras, entonces se descubre un contraste de lo más sugerente. Si se contempla el techo, uno admira pinturas que evocan el sur de Francia a comienzos del siglo XX, mientras que si nos giramos hacia el ventanal damos un prodigioso salto en el tiempo, ya que ante nuestros ojos descansa la gran joya de los actuales ferrocarriles franceses, los TGV.
Unos trenes que dentro de la gama de ferrocarriles convencionales son los más rápidos del mundo ya que alcanzan velocidades de hasta 320 km/hora. Trenes que conectan gran parte del territorio francés y que desde la Gare de Lyon unen la capital gala con el sur del país, pero también con Suiza o Italia. Además, en estos mismos andenes también se embarca en los trenes de alta velocidad que unen varias veces al día París con Barcelona.
En fin, se mire por donde se mire Le Train Bleu es algo más que un restaurante. Un lugar para los viajeros de nuestro tiempo con el enorme encanto de proponernos un sabroso viaje virtual, tanto hacia el pasado como hacia el futuro.
Información útil
Restaurante LE TRAIN BLEU
Gare de Lyon
Place Louis Armand
75012 París
Capacidad para 200 comensales
Precio medio del menú: 65 euros
TGV Francia-España
Renfe – SNCF en Cooperación une 21 destinos de los dos países, entre ellos las cuatro conexiones diarias entre Barcelona y París.
Duración del viaje: 6 horas y 19 minutos.
https://www.renfe-sncf.com