Skip to main content

Nos adentramos en este remanso de paz considerado el primer ecoresort de la península, a tan solo media hora de la gran ciudad.

En este inicio de octubre, el cuerpo busca nuevas formas de regresar a esos plácidos días de descanso y desconexión que ofrecen las vacaciones. Viajamos mentalmente a los lugares en los que hemos estado, recreamos en nuestra cabeza sus escenarios, olores y sensaciones. Sin embargo, aunque la rutina nos obligue a regresar a cierto orden y hábitos, lo cierto es que siempre podemos volver a huir, hacer una pequeña escapada y recrear ese dolce far niente de la época veraniega. Eso es lo que se siente al llegar al Hotel Mas Salagros, un resort ubicado entre las montañas de la Serrada Litoral. Pese a estar solo a media hora de Barcelona, la calma del lugar hace sentir que uno está mucho más lejos.

mas-salagros-magazine-horse

Zona exterior de Mas Salagros. Crédito editorial del hotel.

La conexión con la tierra como esencia de Mas Salagros

Abrazado por ese paisaje montañoso y verde, Mas Salagros es el primer ecoresort de la península. Cuenta con la Certificación Green Goble, que es el estándar más alto de sostenibilidad a nivel mundial. Su respeto por el medio ambiente se refleja en el tipo de arquitectura, los ingredientes que utilizan en su restaurante y cómo aprovechan los recursos naturales, desde la energía hasta la economía circular que promueven desde su huerto.

Con solo llegar se tiene esa sensación: la de estar en un lugar que respeta el ciclo de la vida y lo integra de varias formas. Se observa en la lentitud con la que transcurre todo: la bienvenida y el check-in, el tiempo en esa habitación con grandes ventanales de estilo modernista. Cada uno de los detalles importa, incluida la tarjeta personalizada que han dejado sobre la mesa.

mas-salagros-magazine-horse

Suite Salvia, una de las más especiales del hotel. Crédito editorial: Mas Salagros.

Todo se integra en el espacio con armonía, incluso la gran bañera desde la que puedes relajarte con vistas a la montaña. El otro aliciente de ese baño es la gran barra de mármol que atraviesa los dos lavamanos. Uno podría pasarse horas frente a ese espejo poniendo en práctica las habituales rutinas de cuidado personal. Incluso es un lugar idóneo para tener conversaciones con el otro. Los baños invitan a la intimidad de una forma distinta.

AIRE Ancient Baths, una experiencia elevada de spa entre velas

Después de relajarse en la suite, uno se da cuenta de que esto tan solo es la antesala de una experiencia mayor. Empieza a evidenciarse al llegar al spa AIRE Ancient Baths, donde han preparado un circuito de aguas termales seguido de un masaje. Todo ello en un espacio de luz tenue iluminado por velas que rinde culto a la Antigua Roma con todo tipo de piscinas: el caldarium (a 40º), frigidarium (16º), flotarium o baño de sal…

El masaje fue el Holistic Ritual, un tratamiento con exfoliación corporal sobre una piedra de mármol caliente seguida de un masaje relajante. En su carta de experiencias puedes encontrar todo lo que ofrecen.

mas-salagros-magazine-horse

Spa AIRE Ancient Baths, en un antiguo edificio del siglo XV. Crédito editorial: Mas Salagros.

El menú gastronómico del Restaurant 1497

Con los beneficios de ese ritual de baño integrándose en el cuerpo llega la segunda experiencia notoria de esta escapada a Mas Salagros: la cena en el Restaurant 1497. Galardonado con un Sol en la Guía Repsol 2024, se basa en una cocina de proximidad, mediterránea y ecológica, ya que gran parte de su gastronomía proviene del huerto de Mas Salagrós.

mas-salagros-magazine-horse

Calabacines cultivados en el huerto del hotel. Crédito editorial: Mas Salagros.

Ofrecen tres menús degustación: 1497, Slow y Vegano. El Slow —que es el que probé— consta de tres aperitivos del chef que varían según mercado, seguidos de otros tres entrantes: gazpacho de fresas con sardina ahumada, tomates cherry y gelée de tomate; burrata con chutney de tomate, espinacas encurtidas y tierra de olivas negras, y huevo de corral a 63ºC con crema de maíz y albahaca, crumble de almendras y cecina ahumada. Como plato del mar figura la merluza de pincho con velouté de verduras asadas, gamba roja, puré de cebolleta y vinagreta de piñones. De montaña, la paletilla de cordero deshuesada con pastel de céleri, crema de manzana asada al comino y reducción de mostaza.

mas-salagros-magazine-horse

Vieira gratinada con parmesano, crema de hierbas, brotes frescos y zanahoria asada. Crédito editorial: Mas Salagros.

Fuera del menú Slow, otro de los platos que vale la pena degustar es la vieira gratinada con parmesano, crema de hierbas, brotes frescos y zanahoria asada. Sin duda, uno de los mejores junto a la burrata y el gazpacho de fresas. El menú concluye con dos postres excepcionales: la nube exótica con fruta de la pasión, coco y chocolate blanco y las texturas de chocolate con caramelo salado y frambuesa. Todo ello maridado con una degustación de cuatro vinos ecológicos catalanes y de distintas zonas de la península.

Desayuno y paseo en bicicleta

En Mas Salagros también destaca el que para muchos es uno de los mejores momentos de cualquier estancia en un hotel: el desayuno. Un amplio buffet libre donde no falta la gran diversidad de fruta y zumos, distintos tipos de panes, quesos, embutidos y una delicada selección de cruasanes y dulces.

mas salagros magazine horse

Una de las actividades que ofrecen en el hotel es el alquiler de bicicletas eléctricas. Crédito editorial: Mas Salagros.

Nos despedimos de Mas Salagros de la mejor forma posible: con un paseo en bicicleta eléctrica de la marca Riese & Müller recorriendo el entorno del hotel y descubriendo los senderos por los que transcurren las montañas de la zona. Es un momento que permite saborear y digerir aún mejor esta experiencia slow que cualquiera querría repetir.

Helena Moreno

Periodista cultural de Barcelona. He colaborado en medios como El País y Exit Media. Me interesa el arte, el diseño, la gastronomía y descubrir lugares singulares; entre ellos hoteles.